sábado, 5 de mayo de 2012

AFLICCIONES


Hay muchas cosas que pueden quitar la paz de nuestra vida, que puede debilitar nuestra fe, que pueden hundirnos en la desesperación, que pueden incluso, hacernos sentir desilusión con Dios. El libro de los salmos, abunda en expresiones de gentes que sentían que sus vidas estaban siendo víctima del desaliento, la enfermedad, de los temores, del ataque de enemigos, en sí, sentían en sus vidas, la lejanía de Dios. 
VEAMOS: 
6: 2, Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo; 
sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen. 3 Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? 
7: 6, ¡Levántate, Jehová, en tu ira! ¡Álzate en contra de la furia de mis angustiadores y despierta en favor mío el juicio que mandaste! 
10: 12, ¡Levántate, Jehová Dios, alza tu mano! ¡No te olvides de los pobres! 

En estos y muchos otros salmos mas, lo que encontramos son quejas, lamentos, reclamos, llamados de auxilio y hasta frustraciones. Para muchos de ellos, Dios estaba dormido y no aparecía por ningún lado cuando ellos requerían de su ayuda y de su beneficio. 
De seguro que tú alguna vez, has sentido la soledad, has sido presa del temor del miedo, de la enfermedad y hasta de la muerte, y seguro han cruzado por tu mente un sinfín de preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Qué es lo que quieres conmigo Señor? y te has desalentado, incluso has pensado renunciar a tu vida de fe, alegando que tú que le sirves a Dios, pasas por tantas dificultades y otros que hacen lo malo, andan más que bien, que no les pica ni mosquito. 
Déjame recordarte que todos los siervos y todas las siervas de Dios que han puesto los pies sobre esta tierra, repito, todos pasaron por momentos difíciles y dramáticos, no eres la única persona. Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés todos han transitado la senda del desierto de las afliciones y de duras pruebas. 
El pueblo de Israel cuando Dios con mano fuerte lo saca de la esclavitud de Egipto, no los llevo en aviones a la tierra prometida, los llevo por medio del desierto donde fue sometido a duras pruebas, tan fuertes, que ellos anhelaban volver otra vez a Egipto y no seguir en ese desierto, ¿Qué te parece? 
¿Qué contradicción verdad? Cuanto costó a Dios liberar al pueblo para que ahora que ha alcanzado su liberación, lo introduzca a través de un desierto hostil, plagado de miles de peligros. Dios pudo de una vez por todas, utilizando su poder sobrenatural, llevar a su pueblo a la tierra de las bendiciones en una nube y aterrizar en la tierra prometida, pero no fue así, su propio pueblo, por quien el estaba dispuesto a todo porque lo amaba, lo hizo pasar por este desierto de las aflicciones. Y nos preguntamos, ¿Cuál fue el propósito? 
Dios quería dejar a las futuras generaciones un ejemplo de lo que implica seguirlo a él. No es una vida de comodidades la que Dios nos ofrece, el nos dice que es necesario que pasemos por diferentes pruebas y que nuestra fe, debe ser probada como el oro. 
El pueblo en el desierto paso por diferentes etapas en su jornada, y en cada etapa, encontraban un problema diferente, nunca se nos dice que el pueblo llego al lugar que se habían fijado como meta, solo lo que encontraban era una maraña de problemas: falta el agua, la comida, no tienen ropas ni zapatos, murmuran, riñen unos contra otro, cuestionan las decisiones de Dios. Esa fue la vida en el desierto. 
Igualmente, cada creyente en Cristo tiene por delante ese desierto y que necesariamente tiene que cruzar para llegar a la tierra de provisión. En esa jornada, el creyente tiene que pasar por diferentes etapas. Es en ese desierto donde te formaras para la vida eterna, esa es la escuela preparatoria, es la primaria, es tu liceo, es tu universidad es tu grado de especialización. 
Así que no te desanimes cuando te encuentres envuelto en tantas aflicciones. Tengo una palabra de Jesús que quiero compartir contigo. Aunque su primera parte no es muy alentadora, la segunda parte si es de estimulo y de mucha esperanza para los que viajamos a través de este desierto de pruebas. Dice Jesús en su palabra: “…En el mundo tendréis AFLICCIÓN…: 
No es una buena oferta para quien se inicia en un trabajo, tampoco para los que decidimos seguir a Jesús. Todos los que se acercaron a Jesús para seguirlo, el Señor siempre le hacia estas recomendaciones: “el que quiera venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” 
Esa era la condición para todos. Así que quien quería seguirlo debía tener la certeza que su vida de allí en adelante, seria sometida A DURAS PRUEBAS. Pero no te desanimes cualquiera sea la prueba porque el promete: “…mas CONFIAD, yo he vencido al mundo”.(Jn 16: 33)